Jordan Maxwell
martes, 23 de febrero de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
No sabemos nada...
No sabemos nada es la cuestión en cuestión.
En mi dedicación a la meditación y a la oración
no busco explicación, sólo mi salvación.
El que tenga ojos, que vea
el que tenga oído escuche
el que no pueda encontrar la paz
que luche.
Todos somos útiles
tú tienes que encontrar tu razón.
Empieza en ti la revolución
usa tu inteligencia y tu corazón
Simbología de la imagen de la Virgen de Guadalupe
La Virgen es una "escritura jeroglífica" un catecismo especial, para que sus recién adoptados hijos fácilmente la entendieran. Este hecho es muy natural puesto que los nativos Mexicanos no podían todavía leer el castellano.
- Toda la Virgen tiene por respaldo el sol, que hermosamente la rodea, despidiendo 129 rayos, unos un tanto serpeados y los otros rectos. Dispuestos alternativamente 62 por el lado derecho y 77 por el izquierdo.
- Sirve de fondo al sol; el campo que se deja ver entre los rayos y que en el contorno de la Imagen es tan blanco, semeja una nube. Los aztecas adoraban al sol, Tonatiuh, y le agradecían sus rayos ardientes y vitales, ofreciéndole lo más precioso que el hombre posee, el CORAZÓN, para que continuara su ciclo diario y el mundo no pereciera. Pero cuando miraron la Imagen de la Virgen y vieron que estaba delante del sol, y su cuerpo humano lo tapaba dejando sólo visibles sus rayos, se dieron cuenta de que los seres humanos valen más que el sol, y que el sol no era un dios.
- Está pisando una luna negra en cuarto creciente, que simboliza al maligno. Además, éste era uno de los ideogramas para representar a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Ídolo al que adoraban con una religión de temor y al que aplacaban ofreciéndole sacrificios humanos. Esto les revelaba que Nuestra Señora era más poderosa que su dios - serpiente. El sentirse libres de la obligación de sacrificar seres humanos fue también factor importante para su conversión.
- Sobre su cabeza, inclinada hacia la derecha y encima, sobre su manto, está una corona de diez rayos o puntas de oro
- El rostro de la Imagen no tiene los rasgos de una nativa mexicana o de una española, sino de una mestiza. Su tez "morenita", sus mejillas sonrosadas, están anunciando la parición de una nueva raza formada por la mezcla de mexicanos y españoles. Su faz mestiza profetiza la unión de las dos razas.
- Sus ojos, muy vivos, ojos con todas las características de los ojos humanos. Nuestro Señor grabó el retrato de María con tal fidelidad que hasta en los pequeños reflejos de sus ojos quedaron retratados Juan Diego y las otras personas que estaban ante Ella en ese momento.
- La luz o la parte más iluminada es el vientre, pues se presenta como una mujer embarazada: Jesús está por nacer; viene la Reina del Cielo a dar a luz a Jesús en México.
- La cinta negra alrededor de la cintura es una prenda que usaban las mujeres aztecas cuando estaban embarazadas
- Nuestra Señora luce sólo una joya: sobre su cuello lleva un broche dorado que tiene una cruz negra en el centro. La misma que vio la Princesa Papantzin en el ángel y en los barcos de Hernán Cortés. Esto enseñaba a los aztecas que Ella, Cortés y los misioneros, profesaban la misma religión. Y aquí encontraron una razón poderosa para aceptar la fe católica que los misioneros les predicaban.
- La hermosa Señora tiene manos gentiles, bellísimas y se nota enseguida que no es una diosa, porque las lleva juntas en actitud de oración, mientras que su cabeza inclinada, hace reverencia a Alguien superior; al Señor Creador del mundo, el Todopoderoso, que es su Hijo.
- Junto al vientre de la Madre resalta la "única flor de cuatro pétalos" (en todo el vestido es singular esa flor), la cual hace referencia al centro del universo, la flor de la vida.
- El manto sienta bien en su cabeza y nada cubre su rostro y cae hasta los pies, ciñéndose un poco por en medio; tiene toda su franja dorada, que es algo ancha, y estrellas de oro por doquier, las cuales son 46, repartidas 22 en el lado derecho y 24 en el izquierdo, formando una cruz cada cuatro de ellas. Es de color azul verde claro. A los aztecas este color, y el filo dorado del contorno, les hablaban de su linaje real.
- Abajo un ángel sostiene sus vestiduras, para indicarnos su procedencia celestial. Este ángel se muestra muy contento de transportar a la Madre del Cielo; el ángel luce como si se asomara de entre las nubes que forman el contorno de la Imagen y sostiene con una mano la extremidad del manto y con la otra mano la túnica, que en largos pliegues cae sobre los pies.
- Después de muchas guerras, los aztecas terminaron, en 1440 de construir en el Tepeyac una pirámide para dar culto a la madre de los dioses, Tonantzin. Más de 90 años duró el culto a esa diosa de la discordia, y en su pirámide fueron sacrificados cientos de personas. La Virgen de Guadalupe eligió el Tepeyac, para dar a entender que Ella es la Madre del Dios verdadero.
La Orden Del Temple Y El Culto A Las Vírgenes Negras
Tras repasar lo acontecimientos, existen fundadas evidencias para creer que Bernardo de Claraval compartiría los enigmáticos conocimientos de los Caballeros Templarios, ya que ha quedado claramente establecida su vinculación con la Orden del Temple, de la que no se habría limitado únicamente a ser su promotor.
Un punto en común entre la Orden del Temple y San Bernardo de Claraval, de gran importancia para comprender mejor el vinculo existente entre ambas partes, sería la construcción de infinidad templos, catedrales y abadías; todas ellas, dedicadas a "Nuestra Señora", una advocación un tanto ambigua que, según diversos autores, en realidad se estaría refiriendo a María Magdalena. Pero, ¿Qué evidencias podemos encontrar de todo esto?
A pesar de la aparente devoción a la Virgen María, que surgiese en las diferentes catedrales templarias, lo cierto es que en casi todas ellas, siempre aparecía la figura de María Magdalena en un lugar destacado, mostrándose en todo momento un empeño especial en resaltar la importancia de la casa de María Magdalena, tal como hiciera el propio Bernardo de Claraval en sus discursos a los monjes cistercienses, a los Caballeros Templarios o a los "Hijos de Salomón", una cofradía de canteros encargados de la construcción de las catedrales góticas, a los que exigía el mayor respeto para la casa de Betania, la casa de Marta y María.
Otro dato significativo, lo encontraríamos cuando Bernardo de Claraval hace el llamamiento a la segunda cruzada, desde la iglesia de Santa María Magdalena, en Vézelay, en unos términos que pudieran dar a entender que se estaba reclamando de forma simbólica las tierras que, en otro tiempo, habrían correspondido a la estirpe sagrada de María Magdalena; añadiendo a todo ello, la circunstancia de que los restos mortales de la santa, se encontraban supuestamente custodiados en dicho templo, ya que no sería hasta el año de 1279 en que, el príncipe de Salerno, Carlos II de Anjou, "descubriría" los restos de María Magdalena en la cripta de Saint Maximin.
Esta devoción manifiesta de Bernardo de Claraval por María Magdalena, estaría vinculada con el culto a las vírgenes negras, el cual procedía originariamente de las antiguas tradiciones gnósticas.
Pero para comprender mejor lo ocurrido, deberemos volver a recordar, tal como hemos visto anteriormente, como los Caballeros del Temple, al parecer, descubren algún tipo de secreto en los subterráneos excavados en las caballerizas del Templo de Salomón, del que solamente hacen participes al Papa Honorio II, al Patriarca de Jerusalén y al propio San Bernardo de Claraval, tal como se recogería en el prólogo de la Regla de la Orden y que hacía referencia a lo sucedido durante el Concilio de Troyes.
Lo hallado en dichas excavaciones, o quizás la información que ya conocía Bernardo de Claraval, lleva a los Caballeros Templarios a viajar hasta Egipto, en concreto y sobre todo, al templo de la diosa egipcia Isis - principio femenino de la fertilidad y del conocimiento - en la isla de Philae, de donde iban a obtener los conocimientos o información que estaban buscando. Es a partir de entonces que se produce un culto a la Virgen Negra, donde se representa la imagen de la diosa Isis amamantando a su hijo Horus, como símbolo de la transformación del conocimiento trascendental y esotérico, el cual es transmitido a través de la leche materna de la diosa, y que, en la doctrina católica, sería reconvertido en las diferentes imágenes de las vírgenes con niño.
Prueba de la advocación a las vírgenes negras por parte de los Caballeros Templarios, podemos hallarla en casi todos los templos y catedrales que fueron construidas por éstos, donde la referencia a "Nuestra Señora" o "Notre Dame" en realidad era realizada para referirse a María Magdalena, tal como han apuntado diversos autores e historiadores.
El esoterismo practicado por San Bernardo de Claraval, podemos encontrarlo en las continuas alusiones que Bernardo hacía al "Cantar de los Cantares", donde de una forma críptica y sutil, se refería a María Magdalena, aludiendo al amor entre los esposos, aún tratándose de un texto polémico y difícil de comentar para la Iglesia.
Los Caballeros Templarios conocían la importancia de los lugares que anteriormente ya habían sido utilizados por otras culturas primitivas, como centros de cultos paganos a la Gran Diosa Madre, tal como ocurriese con los celtas, por lo que, al aparecer en dichos lugares alguna imagen de una virgen negra, solían construir un templo de culto en el mismo lugar donde hubiese sido hallada la mencionada imagen.
La diosa Isis, simbolizaría a las tierras de Egipto, negras y fértiles, las cuales son bañadas por el Nilo, ya que, al desbordarse el mismo, tal como ocurría anualmente en las crecidas del río sagrado, y tras volver las aguas a su cauce, las tierras se ennegrecían gracias a los aportes de los limos (fangos y sedimentos) que las aguas habían dejado, fecundándola y haciéndola apta para la siembra.
Los Caballeros Templarios veían así a la Gran Diosa Isis como la semilla de vida, tal como desde siempre la habían venerado los egipcios. Pero la causa real de esta profunda creencia adoptada por el Temple, quizás subyace en otra realidad mucho más trascendente.
La estancia de los Caballeros Templarios en Tierra Santa, fue lo suficientemente larga como para que se produjera una cierta influencia reciproca entre éstos y la cultura islámica. Tal es así que, algunos musulmanes, llegaron a integrarse en la Orden del Temple, mientras que los propios templarios profundizaban en el conocimiento de la cultura Islámica. El Temple, también se fue interesando por otras culturas y sociedades herméticas, hebreas, gnósticas o sufistas, lo que les llevó a absorber e influenciarse de otras corrientes, que hicieron que la Orden del Temple tuviese la idea de retornar a un origen religioso único, donde fuera posible la armonización y sincretismo de otras culturas religiosas y esotéricas, lo que evidentemente, suponía un alejamiento de la Iglesia Católica.
Es por ello que, sabedores de que el retorno a los antiguos rituales hacia la Tierra, como Madre Creadora de Vida y la adoración a deidades paganas, podría suponer un grave conflicto y enfrentamiento con la Iglesia Católica, deciden utilizar la figura de "Nuestra Señora" para referirse a la Diosa Madre y camuflarla bajo la imagen de una virgen negra, a la vez que dicha imagen es asociada con María Magdalena, precisamente la misma María Magdalena que la leyenda había identificado como la madre de la descendencia de Jesús.
Otro hecho que nos muestra el simbolismo iniciático representado por San Bernardo de Claraval, lo podemos encontrar en los diferentes retablos existentes conocidos como "Lactación de San Bernardo" (la lactatio), donde se puede observar a un San Bernardo arrodillado, a los pies de una Madona que sostiene al niño en brazos, mientras que, desde el seno desnudo de la Virgen, surge un chorro de leche que va a parar directamente a la boca del Santo.
Como hemos podido comprobar, por la imagen anterior donde podemos observar a la diosa Isis amamantando a Horus, esta imagen de San Bernardo, viene a simbolizar la transmisión de conocimientos esotéricos, por lo que queda claro que esta imagen, que no en vano suelen encontrarse en capillas pertenecientes al Temple, viene a representar a San Bernardo como un iniciado en la sabiduría esotérica.
Más información en el libro:
"El Triunfo de María Magdalena - Jaque Mate a la Inquisición" de José Luis Giménez
© José Luis Giménez
viernes, 5 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)