El Temple desea conseguir la Sinarquía de todos los pueblos; es decir el gobierno con Dios de un solo pueblo sin fronteras, sin ritos y sin separaciones culturales y doctrinales.
Nuestra misión inmediata puede parecer la guerra, pero nuestra contienda está dirigida a la justicia de cada hombre con independencia de su credo o filosofía particular. Combatimos la injusticia o los intereses particulares, pero deseamos ardientemente la paz del cuerpo y del espíritu.
Un Caballero es ante todo un servidor de los valores de la Orden bajo la obediencia, la castidad, la pobreza, y tenemos como meta fundamental el conquistar esta Sinarquía que propicie el Reino de Dios sobre la Tierra bajo un solo principio universal. El Sol que ves en el centro es el exponente de esa unidad.
Todos los pueblos de la Tierra han adorado al Sol, y los cristianos asimismo llamamos a Jesús "el Verbo Solar Cristo" o máxima expresión de la luz. el Maestro dijo "Yo soy la luz del mundo"
Nada podría vivir sin el Sol, y es más legítimo adorar a un Dios que nos da vida y calor que a las imágenes frías que cuelgan de los templos. En el Sol hay tres niveles básicos: el físico, el psíquico y el espiritual. Igualmente en el sello de nuestra Orden existe expresada esa trinidad: los dos caballeros sobre un solo caballo. Quiere esto representar que sobre el cuerpo, que es el caballo, cabalgan el alma y el espíritu, que son los Caballeros. Tal y como refleja la Escritura, nosotros los hombres somos Dioses al igual que el Padre. Es por esto que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es una trinidad perfecta en el hombre y sobre esta trinidad se asienta todo el orbe católico y las otras religiones.