PRIORATO TEMPLARIO DE MÉXICO

PRIORATO TEMPLARIO DE MÉXICO

COMUNICADO ESPECIAL DEL PRIORATO MAGISTRAL DE MÉXICO, (SMOTH-MIT)


La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalem en México, los verdaderos Caballeros Templarios en México bajo la Obediencia SMOTH-MIT (Supremus Ordo Militaris Templi Hierosolymitani - Maestrazgo Internacional Templario, con sede en Palma de Mallorca, España), rechazamos cualquier tipo de violencia, desmarcándonos de los asesinatos, atentados y actuaciones de esos denominados "Caballeros Templarios", que sin serlo, atemorizan desde el estado de Michoacán intentando implicar a la Orden del Temple en sus actividades delictivas, hechos que condenamos enérgicamente, queriendo dejar claro a la opinión pública que la Orden del Temple y más concretamente la SMOTH - MIT mexicana tenga algo que ver con los citados hechos.



Nos mantenemos como siempre al lado de las instituciones de la República Méxicana y nos ponemos a disposición de las autoridades en lo que fuera necesario para terminar con esta lamentable situación que pudiera levantar equívocos que bien pudieran ocasionar daños no deseados a personas dedicadas en cuerpo y alma a la ayuda a sus semejantes.








domingo, 7 de junio de 2009

Solidaridad







El Gran Priorato de México, a nombre de todos quienes a él pertenecemos, lamentamos el sensible fallecimiento de los pequeños de la guardería ABC, en el Estado Mexicano de Sonora, y nos unimos a las oraciones elevadas por ellos y sus familias, acompañándolos, solidariamente, en su dolor



NON NOBIS

¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor,

único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos!

Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos;

Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños

sobre el sepulcro de un amigo predilecto;

Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho

y de corazones que en él gemían sin consuelo;

Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas.

Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida,

por la perdida de aquel que fue deudo,

queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso.

¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma,

para que la purifiques en tu sangre preciosísima

y la lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él!

¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad

con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma!

¡Míralas, oh dulce, oh pidadosísimo Jesús!

y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra

hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño,

y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido,

nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo,

vivir eternamente unidos en tu Corazón. Amén.