Bernardo de Claraval (Clairvaux)
Nace en Fontaine, Francia, hacia el año de 1090. Sus padres fueron Tescelin, señor de Fontaine y Aleth de Montbard, pertenecientes ambos a la alta nobleza de Borgoña. Bernardo, tercero de una familia de siete hijos, seis de los cuales eran varones, fue educado con un cuidado especial sobre todo en lo concerniente a la religión y el latín, además de literatura, porque aún antes de nacer un hombre devoto le había vaticinado un gran destino.
Joven alegre, que tuvo demasiados conflictos entre su naturaleza humana y su llamado a la vocación religiosa. Se da cuenta que lo que corresponde a lo mundano no lo satisface. Su juventud, su alegría y su carisma son ofrecidas a Dios Nuestro Señor.
San Roberto, Abad de Molesmes, había fundado en el año 1098 el monasterio de Cîteaux, a unas cuatro leguas de Dijon, con el propósito de restaurar la regla de San Benito en todo su rigor. A su regreso a Molesmes dejó el gobierno de la nueva abadía a San Alberico, que murió en el año 1109. San Esteban Harding le sucedió (1113) como tercer Abad de Cîteaux, cuando Bernardo, pidió la admisión en la Orden a la edad de treinta años. Tres años después San Esteban
envió al joven Bernardo, el tercero en dejar Cîteaux, al frente de un grupo de monjes para fundar una nueva comunidad en el Valle de Absinthe, o Valle de la Amargura, en la Diócesis de Langres. Bernardo lo llamó Claire Vallée, de Clairvaux (Claraval), el 25 de Junio del año 1115, y los nombres de Bernardo y Claraval son inseparables desde entonces. Durante la ausencia del Obispo de Langres, Bernardo fue investido como Abad por Guillermo de Champeaux, Obispo de Châlons-sur-Marne, que vio en él al hombre predestinado, siervo de Dios. Desde ese momento, nació una fuerte amistad entre el Abad y el obispo, que fue profesor de teología en Notre Dame de París y fundador del convento de San Víctor. (sic)
Nace en Fontaine, Francia, hacia el año de 1090. Sus padres fueron Tescelin, señor de Fontaine y Aleth de Montbard, pertenecientes ambos a la alta nobleza de Borgoña. Bernardo, tercero de una familia de siete hijos, seis de los cuales eran varones, fue educado con un cuidado especial sobre todo en lo concerniente a la religión y el latín, además de literatura, porque aún antes de nacer un hombre devoto le había vaticinado un gran destino.
Joven alegre, que tuvo demasiados conflictos entre su naturaleza humana y su llamado a la vocación religiosa. Se da cuenta que lo que corresponde a lo mundano no lo satisface. Su juventud, su alegría y su carisma son ofrecidas a Dios Nuestro Señor.
San Roberto, Abad de Molesmes, había fundado en el año 1098 el monasterio de Cîteaux, a unas cuatro leguas de Dijon, con el propósito de restaurar la regla de San Benito en todo su rigor. A su regreso a Molesmes dejó el gobierno de la nueva abadía a San Alberico, que murió en el año 1109. San Esteban Harding le sucedió (1113) como tercer Abad de Cîteaux, cuando Bernardo, pidió la admisión en la Orden a la edad de treinta años. Tres años después San Esteban

Los comienzos de Claraval fueron confusos y penosos. El régimen era tan austero que afectó a la salud de Bernardo y solamente la autoridad de Guillermo de Champeaux, y la del Capitulo General, pudieron hacer que mitigase sus austeridades. Sin embargo, el monasterio progresó rápidamente. Acudieron gran número de discípulos deseosos de ponerse bajo la dirección de Bernardo. Su padre, el anciano Tescelin, y todos sus hermanos entraron en Claraval como religiosos, quedando en el mundo solamente Humbeline, su hermana, que ingresó pronto en el convento benedictino

En el año 1119 Bernardo asistió al primer Capitulo General de la Orden, convocado por Esteban de Cîteaux. Aunque aún no tenía treinta años, Bernardo fue escuchado con la mayor atención y respeto, especialmente cuando expuso sus pensamientos acerca de la revitalización del espíritu primitivo de orden y fervor en todas las órdenes monásticas. Este Capitulo General fue el que dio forma definitiva a las constituciones y regulaciones de la Orden en la "Cédula de la Caridad", confirmada por el Papa Calixto II el 23 de Diciembre de 1119. En 1120 Bernardo compuso su primera obra "De Gradibus Superbiae et Humilitatis" y sus homilías "De Laudibus Mariae". Los monjes de Cluny habían visto, con satisfacción, que los de Cîteaux no destacaban entre las ordenes religiosas por regularidad y fervor. Por esta razón los "Monjes Negros" cayeron en la tentación de acusar a las reglas de la nueva Orden de impracticables. A petición de Guillermo de San Thierry, Bernardo se defendió a sí mismo publicando su "Apología", que consta de dos partes. En la primera parte, prueba su inocencia respecto a las invectivas contra Cluny que le habían sido atribuidas, y en la segunda, expone las razones de su ataque contra los abusos. Declara su profunda estima a los Benedictinos de Cluny, a quien ama igual que a las demás órdenes religiosas. Pedro el Venerable, Abad de Cluny, respondió al Abad de Claraval sin ofender a la caridad lo más mínimo, y le aseguró su gran admiración y sincera amistad. Entretanto, Cluny estableció una reforma, y el mismo Suger, ministro de Luis el Gordo y Abad de San De

Bernardo fue defensor de los derechos políticos y económicos del Papa. La mediación de Bernardo entre el Papa Inocencio II y Anacleto II, le valieron el apoyo incondicional para la Orden del Cister, la cual es reforzada al subir al Papado Eugenio Tercero, fraile cisterciense y quien, también fue su discípulo.
Otra actuación muy especial, es su participación en el Concilio de Toyes, donde se muestra extraordinariamente interesado en el proyecto de Huges de Payens, con quien inicia u

También otra gracia que caracteriza a Bernardo de Claraval, es el amor tan profundo por la Santísima Virgen, de quien se dice es quien mas dulcemente ha hablado y se ha dirigido a ella. Se dice que fue una visión, una navidad fue la que le hizo tomar su vocación de religioso, al ver como María Siempre Virgen le ofrecía al Santo Niño para que este le adorara. También se le atribuye la ultima fr

“Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial.”
Miles se cuentan en sus escritos dedicados a la Santa Madre de Dios. Para nosotros los Templarios, es de vital importancia la lectura de sus “Tratados de humildad y soberbia”. Cualquier texto que venga del Doctor Boca de Miel (Doctor Melifluus), vale la pena, tal como la Vida de San Malaquias, y su devoción admirable e inquebrantable, su fidelidad a Cristo y su Santísima Madre deben ser ejemplo de virtud Templaria.
Miles se cuentan en sus escritos dedicados a la Santa Madre de Dios. Para nosotros los Templarios, es de vital importancia la lectura de sus “Tratados de humildad y soberbia”. Cualquier texto que venga del Doctor Boca de Miel (Doctor Melifluus), vale la pena, tal como la Vida de San Malaquias, y su devoción admirable e inquebrantable, su fidelidad a Cristo y su Santísima Madre deben ser ejemplo de virtud Templaria.
